Lanzamiento del Dossier Cuba 21 No. 16 “Cuba 2024: oportunidades y desafíos”
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31 de enero de 2024 – El panorama en Cuba para el año 2024 presenta desafíos y oportunidades marcadas por incertidumbres y certezas, según lo expresa en el Dossier Cuba 21 No 16 el historiador y analista político Juan Antonio Blanco. Cuba se encuentra en una encrucijada histórica, con dos posibles transiciones en juego: una democratizadora, impulsada por fuerzas diversas en busca del bienestar con libertad, y otra, que propugna por un modelo autocrático con mercado limitado o incluso un estalinismo al estilo chino. La proyección futura de la sociedad cubana permanece incierta.
En su evaluación, Blanco destaca lo que considera el desafío principal para poder transitar hacia una sociedad abierta, democrática y próspera, apoyada en un Estado de derecho y un mercado libre. La urgencia radica en consensuar una hoja de ruta entre diferentes sectores sociales y actores que canalice las demandas hacia un cambio en el sistema de gobernanza, que hoy es liderado por una oligarquía que enfrenta un creciente tsunami de insatisfacciones populares.
Es innegable que el 2024 inicia con un nivel de gobernabilidad sumamente frágil, con el régimen de gobernanza en colapso y una élite de poder reticente a reconocer la realidad imperante. Sectores diversos de la sociedad, desde campesinos hasta trabajadores estatales y emprendedores, expresan su descontento y agitan las aguas de un sistema incapaz y renuente de proveer las necesidades sociales básicas.
La posibilidad de estallidos sociales de considerable magnitud es alta, con un consenso generalizado sobre la inviabilidad del status quo y la incapacidad de las actuales élites para revertir la situación. Aunque las nuevas explosiones sociales son altamente probables, el éxito de las fuerzas democratizadoras en alcanzar el poder este año depende de procesos de concertación entre diferentes sectores sociales interesados en el cambio.
El peso del pesimismo sobre la capacidad de vencer al régimen totalitario es alimentado por una propaganda persistente y una maquinaria de influencia que busca perpetuar el statu quo. La alianza con Rusia agrega nuevas capas de incertidumbre, exponiendo al país a posibles sanciones externas adicionales y desafíos de seguridad nacional.
Cuba, más que una dictadura, se erige como una amenaza a la seguridad y estabilidad de Estados Unidos, Occidente y las democracias latinoamericanas con su alianza al nuevo “eje del mal”. En este contexto, la urgencia de derrotar el totalitarismo y conectar estratégicamente a Cuba con la transformación global de la era de la información se vuelve crucial.
La futura integración transnacional de la diáspora y los cubanos en la isla en un proyecto de codesarrollo –una vez establecida la democracia, el estado de derecho y la economía de mercado– presenta una oportunidad excepcional para revertir el desastre actual y forjar un futuro prometedor en muy poco tiempo.