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Sumario
GAESA, el verdadero poder en Cuba ha llevado al país a la peor crisis financiera de su historia. Bajo la etiqueta del socialismo, una oligarquía militar controla más del 70% de la economía y el 95% de las finanzas nacionales, mientras el gobierno civil actúa como un simple títere. El gobierno que dirige Miguel Díaz-Canel en la práctica no tiene control de las finanzas del país. El Banco Central de Cuba, que es la institución que debería regir el manejo de las finanzas de la nación, está completamente subordinado y sometido a los intereses de GAESA.
Este estudio, presentado en la conferencia de ASCE 2025 “Recovering Cuba”, revela cómo la concentración de poder económico en GAESA ha provocado el colapso productivo, el saqueo del sistema de salud y el empobrecimiento acelerado de millones de cubanos.
Conclusiones
La economía cubana se encuentra empantanada en la peor crisis financiera de su historia. Los máximos responsables de esta situación no son el embargo, ni las sanciones de EEUU, pues es un problema interno de pésimo manejo de la economía y sus finanzas. Como se ha demostrado en este documento, los máximos responsables de esta crisis inflacionaria son GAESA y el presidente Miguel Díaz-Canel.
La impunidad con que GAESA ha manejado las finanzas del país y sus decisiones respecto a la prioridad de las inversiones, estableciendo sus prioridades y saltándose los poderes del estado y de las instituciones que rigen las directrices económicas y financiera del país, han provocado la fuerte crisis inflacionaria que está agobiando diariamente la vida de los ciudadanos. Por otra parte, la pasividad de Miguel Díaz-Canel como presidente y su gestión de gobernanza sumisa y sometida a los deseos de GAESA han llevado a la economía del país a una especie de anarquía financiera que parece irreversible.
La escasez de divisas es un hecho. La caída de 70% de los envíos de remesas y más del 50% de la llegada de turistas son los dos factores que ahora mismo han desatado la nueva escalada inflacionaria. La baja productiva del país en la producción de bienes y alimentos es otro factor que ha acelerado considerablemente la nueva subida inflacionaria.
Así mismo, el aumento de la deuda externa, la pérdida de líneas de crédito por ser malos pagadores, la escasa inversión extranjera y el corralito financiero impuesto a las empresas extranjeras presentes en el país han convertido al mercado cubano en el cementerio de las inversiones. Cuba se ha convertido en uno de los mercados de más alto riesgo de inversión en el mundo.
La crisis financiera cubana es también consecuencia del desfalco del sistema de salud cubano, el cual se lleva a cabo a través de un sistema de esclavitud moderna que el régimen ha implementado usando un sofisticado mecanismo de contratación de personal médico y paramédico en el exterior. Dicho sistema se vende al mundo como misiones humanitarias, con los fondos recaudados para ser invertidos en el Sistema de Salud nacional. Sin embargo, este negocio le ha reportado ingresos al régimen cubano por valor de 108,530 millones de dólares en los últimos 15 años. De esta cifra el gobierno apenas ha invertido 1,751.1 millones de dólares en el sector de la salud, lo cual representa el 1.61% de los ingresos recaudados a costa del robo de los salarios de los trabajadores de la salud cubanos contratados en el exterior.
Bajo este esquema la empresa GAESA se ha embolsillado alrededor de 70,000 millones de dólares, una cifra que, si el país la hubiera invertido en el sistema de generación de energía eléctrica, en el mantenimiento de la infraestructura hospitalaria, farmacias y el resto de la red de unidades de salud de la isla, más la producción de medicamentos, la población cubana no estaría sufriendo hoy la enorme escasez de medicamentos que hoy tienen las farmacias y los hospitales. Tampoco los hospitales estarían en el deplorable estado en que se encuentran, ni tuvieran la falta de insumos que padecen.
Creando una crisis inflacionaria de la manera que lo han hecho quienes detentan el poder en Cuba, malversando los recursos financieros del país a su propia conveniencia y saltándose todos los poderes de las instituciones del estado responsables por los manejos y el control de las finanzas de la nación es un acto de corrupción deplorable.
La crisis inflacionaria que vive el país ha pulverizado los pobre salarios que ganan los trabajadores y los pensionados. El salario mensual apenas alcanza para sobrevivir a duras penas una semana. El accionar del gobierno ha sumido en la pobreza a más de 10 millones de cubanos que no solo están condenados en su mayoría a una comida al día, sino también privarlos de servicios esenciales como el transporte, el abasto de agua, el suministro de energía eléctrica, los alimentos y las medicinas. Privar a los ciudadanos de todos estos servicios esenciales es un acto de genocidio. Cuba está abocada a una crisis humanitaria sin precedentes en su historia.
La única forma de abortar esta crisis financiera que tiene prácticamente paralizado al país y ha sumido a la población en la extrema pobreza es eliminar el sistema de gobernanza que la ha creado. El cambio que Cuba requiere no es solo una reforma estructural de la economía sino también un cambio político que barra con el sistema de gobernanza actual, que restablezca la democracia en el país y que asegure la separación de poderes y devuelva la libertad política y empresarial a los ciudadanos.

