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Cuba tiene uno de los mayores sistemas de embalses en América Latina. Sin embargo, la mayoría de la población no recibe agua de manera regular en sus hogares. La causa no está en las sanciones externas, la divina providencia o desastres naturales. La razón de que más del 67% de la población (7,435,690 ciudadanos) no reciba agua de manera estable en la actualidad es el resultado del abandono del régimen de mantenimiento por más de medio siglo a la red de acueductos mientras los recursos se invertían en construir cada vez más embalses a fines de propaganda. Las inversiones priorizan los centros turísticos del conglomerado oligárquico de GAESA y no se destinan a garantizar el derecho de acceso a agua potable de la ciudadanía.

El suministro de agua en Cuba es insuficiente y está marcado por la falta de acceso a agua potable para una parte significativa de la población. Aunque el gobierno ha reconocido oficialmente que alrededor de 1 millón de cubanos carecen de acceso a agua potable por acueducto, la cifra real se estima en casi el doble: 2 millones de personas. A ello hay que agregar que más de 475,000 cubanos reciben agua a través de camiones cisterna (pipas) de manera permanente, y el 67% de la población no tiene un servicio de abastecimiento diario. Esto equivale a 7,435,690 cubanos.

El servicio de agua se ha deteriorado por la falta de mantenimiento de la infraestructura incluida la falta de reparación de bombas y conductos y la mala gestión de los recursos hídricos. Esto ha llevado a una serie de problemas como la contaminación de fuentes de agua, la salinización y la pérdida de hasta el 60% del agua bombeada debido a fugas en las redes de distribución.

Se destaca la disparidad en el acceso al agua entre la población y el sector turístico. Mientras que los hoteles turísticos reciben un suministro constante de agua, muchas comunidades carecen de un servicio adecuado. Se evidencia que las inversiones en infraestructura hidráulica se priorizan para el turismo en lugar de satisfacer las necesidades básicas de la población, como, por ejemplo, la construcción de una red 27 km de tuberías para garantizar el suministro de agua al polo turístico ubicado en el archipiélago Jardines del Rey, el cual acoge al 20% del turismo internacional que arriba al país anualmente.

El tratamiento de aguas residuales es deficiente y contribuye a la contaminación del medio ambiente, lo que agrava aún más la crisis del agua en Cuba.

En síntesis, existe la necesidad urgente de abordar los problemas estructurales y de gestión que afectan al suministro de agua en Cuba. La crisis del agua no solo afecta la calidad de vida de millones de cubanos, sino que también tiene graves implicaciones para la salud pública y el medio ambiente.

El abasto de agua en cifras

  • Casi 2 millones de cubanos (1,884,000) no tiene acceso a agua potable, aunque el gobierno reconoce solamente menos de 1 millón (956,000).
  • Más de 475,000 cubanos reciben agua en camiones cisterna (pipas) de manera permanente.
  • 67 % de la población no tiene un servicio de abasto de agua diario: es decir 7,435,690 de cubanos
  • El abasto de agua a las viviendas en Cuba:
    • 15% recibe agua de forma estable y permanente;
    • 17% no tiene servicios de agua potable
    • 40% recibe agua entre 4 a 6 días a la semana
    • 27% menos de 4 días a la semana.
  • 1 de cada cuatro ancianos mayores de 70 años sufre de falta de suministro de agua
  • Diariamente a La Habana se bombea 1.55 millones de metros cúbicos de agua a la capital, de los cuales la ciudad solo recibe 0.47 millones de metros cúbicos.
  • $500 pesos (casi la cuarta parte de un salario mínimo) cobra un “aguador” en La Habana por llenar un tanque de 55 galones.
  • 30% de las precipitaciones promedio en el país quedan embalsadas antes de llegar al mar.
  • Una piscina olímpica cada 3 cubanos es la capacidad de agua en los embalses en Cuba: 9,128 millones de metros cúbicos (2.4 trillones de galones).
  • El sistema de suministro de agua de Cuba (242 embalses y miles de kilómetros de canales, zanjas y acueductos) es en gran medida insostenible y permanece en parte inactivo.

Conclusiones

  1. El problema de la escasez de agua en las viviendas no se debe a la escasez de ese bien común en el territorio nacional sino a su pésimas administración y a la negligencia por décadas en lo referido al mantenimiento de las redes de distribución, el retraso en la introducción de nuevas tecnologías que racionalizan su optimo uso industrial y la escasez de piezas que se oferta a la población para evitar los despilfarros en el uso doméstico. En ese sentido la crisis de este vital servicio tiene raíces similares a la de la crisis del sistema energético nacional (SEN).
  2. El tratamiento de las aguas residuales es deficiente y se hace más grave en épocas de crisis, como la desatada desde la desaparición de la Unión Soviética en 1991. El retorno al medio de aguas contaminadas por el uso agrícola, industrial o doméstico reduce la disponibilidad de agua para el consumo. Es común en zonas agrícolas y urbanas que carecen de sistemas de tratamiento. Irónicamente, el colapso de la economía, de la industria azucarera y de las demás industrias reducen la carga de contaminantes en el medio y contribuye a la limpieza natural lenta de las aguas. El fenómeno es evidente en la Bahía de La Habana, por ejemplo.
  3. La tendencia a seguir construyendo obras hidráulicas de grandes dimensiones agrava el problema en lugar de propiciar el mejor uso del agua disponible a través del mantenimiento de las redes.
  4. La construcción masiva de hoteles en zonas urbanas donde ya hay problemas con el abastecimiento de agua y el tratamiento de residuales refleja la insistencia en preservar la disponibilidad de agua para las inversiones en turismo sin mejorar el servicio de agua para la población. Tampoco se toma en cuenta apropiadamente el impacto del alto consumo de agua por esos hoteles y en algunos casos por sus campos de golf sobre el limitado campo freático sobre todo en zonas ya sobre explotadas como la Península de Hicacos (Varadero).
  5. La acusación contra las sanciones estadounidenses y desastres naturales como causa de esta ya grave situación -promovida por la propaganda cubana y reproducida de forma irresponsable por medios de información y foros multilaterales- es falsa. Pero el ciudadano de a pie en Cuba no cae en esas trampas mediáticas. Cuando abre el grifo y no sale agua sabe a quién culpar: un régimen obsoleto manejado por incompetentes.

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