En su artículo titulado “MIPYMES en Cuba. Comentarios de una Emprendedora Incómoda“, Saily González ofrece una visión crítica sobre el crecimiento del sector privado en Cuba y sus implicaciones en términos de libertades y democratización. Aunque reconoce la importancia del sector privado para el desarrollo económico, Saily plantea interrogantes sobre si este crecimiento beneficia verdaderamente a toda la sociedad cubana.
Saily, quien fue una joven empresaria estimulada por el acercamiento de la “era Obama”, relata su experiencia personal como emprendedora en Cuba. A pesar de la oportunidad de competir en un mercado previamente limitado, su trayectoria estuvo marcada por interrogatorios sistemáticos y represión por parte de la Seguridad del Estado. A medida que las restricciones gubernamentales y la represión aumentaron, Saily fue forzada a dejar su país, llevándola al exilio y dejando en el aire el futuro de su inversión y propiedad.
La pandemia de COVID-19 y la subsiguiente reapertura pospandémica en Cuba presentaron un cambio drástico en el panorama económico. Saily aprovechó la oportunidad para establecer el primer espacio de coworking para emprendedores en la isla, a pesar de la falta de un marco legal adecuado. Sin embargo, sus esfuerzos se vieron afectados por las protestas masivas en 2021 y la subsiguiente represión gubernamental.
Saily plantea dudas sobre si el apoyo a las MIPYMES realmente beneficia a la mayoría de la población cubana. Aunque se ha resaltado el aumento en el número de estas empresas y su capacidad para abaratar los costos de vida, Saily señala las limitaciones en el acceso a recursos y conocimientos, así como la disparidad entre las MIPYMES y los grandes negocios. También cuestiona si el empoderamiento de ciertos empresarios emparentados con la élite conducirá a un cambio real en las dinámicas de poder político.
Para Saily, el desarrollo del sector privado en Cuba debe ser acompañado por una transformación institucional y política que fomente la participación democrática de la sociedad. Ella aboga por estrategias que no excluyan a los sectores más vulnerables y que promuevan la formación profesional, la capacitación internacional y la creación de redes de apoyo para los trabajadores privados. Además, Saily subraya la importancia de mantener un enfoque en los derechos humanos y en la democratización de la sociedad, a fin de lograr un cambio genuino y equitativo en la economía cubana.
En última instancia, Saily González plantea una reflexión crítica sobre el papel de las MIPYMES en Cuba, destacando la necesidad de considerar una estrategia integral que tenga en cuenta las voces más vulnerables y promueva un desarrollo sostenible y equitativo en la isla.