He estado pensando en la necesidad de parar y pensar.
Tuve una vez un profesor que solía decirnos: “Antes de hacer un examen, primero paren, piensen, y luego respondan”. Creo que es una actitud sabia, pero no sólo ante un examen, sino ante cualquier respuesta que debamos dar a la vida, porque nuestras respuestas construyen nuestra vida.
Muchos dentro de la isla deseamos un cambio del sistema político y social en el que vivimos, pero ese cambio depende, en parte, de nuestras respuestas, de lo que hagamos, y por eso necesitamos pensar antes de actuar.
Pensar que si en vez de ocultar o enmascarar la verdad de lo que vivimos decidimos ser claros y hablar abiertamente, generaremos un ambiente de honestidad ciudadana, impediremos la impunidad de los que mienten y estaremos todos mejor.
Pensar que si no damos respuestas cómplices, si no asistimos a las manifestaciones de reafirmación revolucionaria, ni a las marchas combativas, ni a todas la reuniones de respuestas predeterminadas y, por el contrario, decidimos quedarnos en casa, desafiando las amenazas de la escuela o del centro de trabajo, estaremos manifestando nuestra voluntad desde el silencio, y estaremos todos mejor.
Pensar que si enseñamos a nuestros hijos a expresarse desde la verdad de lo que sienten y a defender todo lo que es bueno, noble y justo, estaremos creando las generaciones capaces de sanear décadas de doblez y falsedad, y estaremos todos mejor.
Pensar que si perteneces al sistema judicial y eres capaz de defender al inocente y de no condenar al que es procesado por ejercer sus derechos, estarás ayudando a sanear el sistema de justicia y a recuperar el estado de derecho que protege al ciudadano común, incluido tú mismo, y estaremos todos mejor.
Pensar que si tienes un negocio privado y te va bien, y aún a riesgo de “tener problemas” te pones de parte del pobre que reclama sus derechos, y no te haces de la “vista gorda” ante la injusticia y la mentira, estarás ayudando a construir una sociedad capaz de protegerse y protegerte, y estaremos todos mejor.
Pensar que si perteneces a la esfera militar y eres capaz de proteger al ciudadano que reclama sus derechos, y no te prestar para reprimir al que pide cambio y libertad, estarás siendo fiel a tu uniforme, serás parte del camino hacia la democracia, y estaremos todos mejor.
Pensar que si crees en Jesucristo y quieres ser fiel a su Evangelio, no puedes reducir tu fe a la oración y a la caridad, sino que también, desde donde estés, es función tuya defender la verdad y luchar por la justicia, y así todos estaremos mejor.
Pensar que un cambio no viene solo, ni puede dejarse al simple tiempo, sino que va ocurriendo cuando nos ayudamos entre todos, y construimos juntos nuestro sueño, el sueño de un país de libertad, justicia, verdad y prosperidad que permita a todos poder estar mejor.
Muchos dentro de la isla deseamos un cambio del sistema político y social en el que vivimos, pero ese cambio depende, en parte, de nuestras respuestas, de lo que hagamos, y por eso necesitamos pensar antes de actuar.
Pensar que si en vez de ocultar o enmascarar la verdad de lo que vivimos decidimos ser claros y hablar abiertamente, generaremos un ambiente de honestidad ciudadana, impediremos la impunidad de los que mienten y estaremos todos mejor.
Pensar que si no damos respuestas cómplices, si no asistimos a las manifestaciones de reafirmación revolucionaria, ni a las marchas combativas, ni a todas la reuniones de respuestas predeterminadas y, por el contrario, decidimos quedarnos en casa, desafiando las amenazas de la escuela o del centro de trabajo, estaremos manifestando nuestra voluntad desde el silencio, y estaremos todos mejor.
Pensar que si enseñamos a nuestros hijos a expresarse desde la verdad de lo que sienten y a defender todo lo que es bueno, noble y justo, estaremos creando las generaciones capaces de sanear décadas de doblez y falsedad, y estaremos todos mejor.
Pensar que si perteneces al sistema judicial y eres capaz de defender al inocente y de no condenar al que es procesado por ejercer sus derechos, estarás ayudando a sanear el sistema de justicia y a recuperar el estado de derecho que protege al ciudadano común, incluido tú mismo, y estaremos todos mejor.
Pensar que si tienes un negocio privado y te va bien, y aún a riesgo de “tener problemas” te pones de parte del pobre que reclama sus derechos, y no te haces de la “vista gorda” ante la injusticia y la mentira, estarás ayudando a construir una sociedad capaz de protegerse y protegerte, y estaremos todos mejor.
Pensar que si perteneces a la esfera militar y eres capaz de proteger al ciudadano que reclama sus derechos, y no te prestar para reprimir al que pide cambio y libertad, estarás siendo fiel a tu uniforme, serás parte del camino hacia la democracia, y estaremos todos mejor.
Pensar que si crees en Jesucristo y quieres ser fiel a su Evangelio, no puedes reducir tu fe a la oración y a la caridad, sino que también, desde donde estés, es función tuya defender la verdad y luchar por la justicia, y así todos estaremos mejor.
Pensar que un cambio no viene solo, ni puede dejarse al simple tiempo, sino que va ocurriendo cuando nos ayudamos entre todos, y construimos juntos nuestro sueño, el sueño de un país de libertad, justicia, verdad y prosperidad que permita a todos poder estar mejor.
Publicado originalmente en Facebook