En muchas sociedades no democráticas, los gobiernos pueden anunciar cambios aparentes que prometen avanzar hacia la democratización y la apertura. Sin embargo, a menudo estos cambios son superficiales y no traen consigo las reformas genuinas necesarias para una verdadera transición democrática. Este fenómeno es conocido como “cambio fraude”. Aquí exploramos las principales características de un “cambio fraude” en una sociedad no democrática.

Reformas Superficiales

Una de las características más comunes de un “cambio fraude” es la implementación de reformas superficiales. Los gobiernos pueden introducir pequeñas modificaciones legales o políticas que parecen promover la apertura o la democratización, pero que en realidad no alteran el poder centralizado del régimen. Estos cambios suelen ser simbólicos y diseñados para calmar la presión interna y externa sin comprometer el control del poder, un ejemplo de este tipo de reforma superficial es Decreto-Ley No. 46/2021 Sobre las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), donde se autorizan la creación de mipymes sin una verdadera libertad económica, con un montón de restricciones, y sin el derecho a propiedad privada.

Simulación de Participación Ciudadana

En un “cambio fraude”, el gobierno puede crear organismos o procesos que simulan la participación ciudadana y la consulta pública. Estos mecanismos, como asambleas populares controladas o encuestas manipuladas, están diseñados para dar la apariencia de que se escucha a la población y se toman en cuenta sus opiniones. Un ejemplo en el caso de Cuba es la convocatoria a Pensar como país lanzada por la “Presidencia de Cuba”para reforzar el concepto de “unidad”, o la consulta para la Ley de Transparencia y el Acceso a la Información Pública. Sin embargo, en realidad, todas las decisiones importantes ya están predeterminadas por el régimen, y la participación ciudadana es meramente decorativa.

Control de los Medios de Comunicación

La libertad de prensa y la independencia de los medios son esenciales para una democracia genuina. En un “cambio fraude”, el gobierno mantiene un control estricto sobre los medios de comunicación, utilizando la censura, la propaganda y la intimidación para moldear la opinión pública. Los medios independientes son reprimidos, y solo se permite la difusión de información favorable al régimen.

Represión Selectiva

A pesar de promesas de mayor apertura, los gobiernos no democráticos que implementan un “cambio fraude” suelen continuar con la represión selectiva de opositores políticos, activistas y críticos del régimen. Esta represión puede incluir arrestos, detenciones arbitrarias, tortura y desapariciones forzadas. Al mismo tiempo, se permite cierta libertad a voces menos críticas para dar una apariencia de tolerancia y pluralismo.

Instituciones Controladas

Un cambio verdadero hacia la democracia requiere instituciones independientes y robustas, como el poder judicial, el parlamento y organismos de derechos humanos. En un “cambio fraude”, estas instituciones existen solo de manera nominal y están bajo el control del régimen. Sus líderes son nombrados por el gobierno y actúan en interés del mismo, sin verdadera independencia o capacidad de fiscalización.

Corrupción Endémica

La corrupción sigue siendo un pilar en un “cambio fraude”. Las reformas económicas y políticas suelen beneficiar a la élite gobernante y a sus aliados, manteniendo sistemas de clientelismo y nepotismo. La falta de transparencia y rendición de cuentas perpetúa la corrupción, impidiendo cualquier desarrollo real y justo. Un ejemplo reciente, la contralora general de la república, Gladys Bejerano Portela, reconoció que no audita a GAESA, el conglomerado militar que controla el 70% de la economía y el 90% de las finanzas en Cuba.

Desviación de la Atención Internacional

Los regímenes autoritarios a menudo utilizan el “cambio fraude” para desviar la atención y calmar la presión internacional. Anunciando reformas superficiales y organizando eventos que simulan apertura, buscan obtener reconocimiento y apoyo internacional sin comprometer su poder. Estas maniobras pueden incluir diálogos con la oposición que nunca resultan en cambios significativos.

Control Económico

A pesar de aparentes reformas, el control económico permanece firmemente en manos del estado o de la élite gobernante. Las reformas económicas pueden ser introducidas para atraer inversiones extranjeras, pero el verdadero control y los beneficios económicos siguen concentrados en unos pocos. Esto impide una distribución equitativa de la riqueza y mantiene a la población dependiente del régimen.

Manipulación del Discurso Democrático

Los regímenes autoritarios a menudo se apropian del lenguaje de la democracia y los derechos humanos para legitimar sus acciones. Hablan de “democracia socialista” y “derechos” mientras implementan medidas que contradicen estos principios. Este uso estratégico del discurso democrático confunde a la opinión pública y dificulta la crítica efectiva.

Conclusión

Un “cambio fraude” en una sociedad no democrática es una estrategia diseñada para dar la apariencia de reforma sin ceder el control del poder. Al implementar reformas superficiales, simular participación ciudadana, controlar los medios de comunicación, reprimir selectivamente a opositores y mantener la corrupción, estos regímenes buscan legitimar su autoridad y desviar la presión interna e internacional.

Para una verdadera democratización, se necesitan reformas profundas y genuinas que incluyan la independencia de las instituciones, la libertad de prensa, la participación ciudadana real, y un compromiso auténtico con los derechos humanos y la justicia.