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(Nov 26, 2023) Las verdaderas razones detrás de la actual crisis de alimentos en general y de los productos cárnicos en particular son expuestos en el Dossier Cuba 21 No. 13 “GAESA prefiere importar carne que producirla realizado por el economista Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group y vicepresidente del laboratorio de ideas Cuba Siglo 21.

Cuando en el 2010 el gobierno cubano anunció un proceso de reformas para la transformación de la economía, uno de los objetivos fundamentales era estimular la producción agrícola nacional para disminuir la importación de alimentos, cuyo valor en aquel entonces excedía anualmente los 2,000 millones de dólares y representaban el 80% del total de alimentos que se consumía el país.

Las cifras demuestran el fracaso del proceso de reformas. El resultado es que en 2022 el país tuvo que importar el 90.2% del pollo consumido. El valor en dinero de estas importaciones tuvo un aumento de 131.20%, al pasar de 291.06 millones de dólares invertidos en el 2010 a 672.96 millones de dólares invertidos en el 2022.

Una década más tarde del comienzo de las reformas, con la entrada de las MIPYMES en la economía de la isla, tampoco han influido en un aumento de la producción en la agricultura cubana. Las nuevas MIPYMES creadas están enfocadas en su mayoría en la importación de productos y la reventa de estos dentro del mercado interno, no en la producción agrícola interna.

Las MIPYMES no van a resolver la producción de alimentos, ni a GAESA le interesa resolverlo porque su privilegiada posición monopólica está sustentada sobre la base de la importación y circulación de mercancías, no sobre la base de la producción. Por esta razón es que en el país no existen leyes que prioricen y estimulen el desarrollo productivo. A GAESA no le interesa tener un competidor interno que le quite cuota de mercado y lo margine de obtener grandes ganancias.

El Dossier saca a la luz por primera vez un caso revelador que demuestra como los intereses oligárquicos bloquean a los productores privados de alimentos, sean campesinos o inversionistas extranjeros. La suerte del consumidor –mercados abastecidos o desbastecidos de carne de pollo– quedó echada cuando en el periodo del llamado Deshielo, negaron permiso a la muy ventajosa propuesta de inversión por valor de más de $200 millones de dólares presentada por la empresa líder de la producción de pollo en Centroamérica y el Caribe, que en un breve periodo habría satisfecho la demanda nacional y generado un exceso para la exportación a otros mercados. Comprar pollo congelado al “enemigo imperialista” y venderlos muy por encima del costo de adquisición y trasportación en las tiendas bajo control el control monopólico de GAESA era más simple y lucrativo que producirlo. GAESA prefirió continuar su negocio de importación a fin de evitar compartir ganancias con el inversor y perder el control monopólico de los canales de comercialización mayorista y minorista de carne de pollo en el país.

Las calles no tendrían que estar hoy llenas de colas para adquirir pollos de importación a precios exorbitantes si la oligarquía guiara sus decisiones en interés del desarrollo nacional y no por la tasa de ganancias de GAESA.

El lastre que impide el crecimiento de la producción agrícola y de la economía en general es el régimen de gobernanza vigente en la isla. La estatización de los medios de producción, la centralización de la economía, el control de precios, el régimen estalinista de venta forzada al estado de la mayor parte de sus ganados y cosechas (sistema de Acopio), la falta de libertad de los campesinos para exportar e importar y buscar inversionistas de forma directa.

En ese contexto de bloqueo permanente de libertades económicas a los genuinos productores del campo no es posible resolver el problema alimentario. El autor propone que liberen plenamente a los campesinos privados y reaparecerán los mercados con alimentos abundantes y a precios asequibles.

Morales alerta que la actual sociedad cubana no es de los humildes, por los humildes y para los humildes como anuncia su propaganda. “Estamos ante un sistema de la oligarquía, por la oligarquía y para la oligarquía”. Una oligarquía improductiva, usurera y parasitaria que bloquea el desarrollo nacional y se desentiende de las necesidades básicas de la población.


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