Rafaela Cruz en un artículo publicado en Diario de Cuba ofrece una aguda y crítica mirada al poder oculto de GAESA, el conglomerado militar que es la verdadera fuerza gobernante en Cuba. Utilizando el símil de la serpiente bicéfala, Cruz presenta una metáfora poderosa y esclarecedora para describir la dualidad y la complejidad del poder en el régimen cubano actual.

La comparación del castrismo con una serpiente bicéfala, con una cabeza política visible (PCC) y una cabeza militar oculta pero dominante (GAESA), es particularmente eficaz. Este símil capta la esencia de cómo el poder en Cuba se ha dividido y cómo una parte ha comenzado a eclipsar a la otra. La cabeza militar, representada por GAESA, ha adquirido tal fuerza y voracidad que ahora domina los principales negocios del país, desde el comercio minorista en divisas hasta sectores estratégicos como las telecomunicaciones y la banca.

Cruz destaca con precisión cómo esta cabeza militar ha operado en las sombras, ganando poder y control a expensas de la cabeza política (PCC), que aún ostenta el protagonismo escénico pero carece de verdadero poder. La autora pone de relieve las contradicciones del sistema, como la inversión desproporcionada en el turismo en un país donde la escasez de alimentos y electricidad es rampante. Este contraste no solo subraya la desconexión entre las prioridades del gobierno y las necesidades del pueblo, sino que también revela la insensibilidad y el desinterés de la cabeza militar por el bienestar de los ciudadanos.

La referencia a la contralora general de la República reconociendo públicamente el poder paralelo de GAESA añade credibilidad y peso al argumento de Cruz. Esta admisión oficial de que la contraloría no puede auditar a GAESA confirma que el poder militar ha crecido tanto que ya no puede ser ignorado ni ocultado.

La autora también aborda el fracaso del sector turístico, a pesar de las inmensas inversiones, y cómo esto refleja la miopía y la codicia de la cabeza militar (o algo peor como lavado de dinero). La disminución de la capacidad de generación de electricidad en el país y los peligrosos apagones que esto provoca, mientras se sigue invirtiendo desproporcionadamente en construcción de hoteles, es un ejemplo claro de las prioridades distorsionadas de GAESA.

El final del artículo, que sugiere que los militares están preparando el terreno para convertirse en oligarcas en un futuro postcastrista es una advertencia sombría pero realista sobre las posibles consecuencias a largo plazo de este desequilibrio de poder. La imagen de los antiguos burócratas trabajando en hoteles controlados por exmilitares convertidos en millonarios pinta un cuadro vívido y perturbador del posible futuro de Cuba.

En resumen, el artículo de Rafaela Cruz utiliza con maestría el símil de la serpiente bicéfala para desentrañar la dinámica del poder en el régimen cubano. Su análisis es incisivo y bien fundamentado, ofreciendo una crítica mordaz y necesaria sobre el papel de GAESA en la actual crisis de Cuba.