Conversación del General Raúl Castro Ruz con los compañeros Yu. V. Andropov, D.F. Ustinov y K.V. Rusakov

Moscú, 29 de diciembre de 1982

[Copia fiel del documento original]

RAUL CASTRO. En primer lugar, el compañero Fidel me pidió que le trasmitiera un saludo a usted y a los demás miembros del Buró Político.

Yu. V. ANDROVOV. Por favor, trasmita al compañero Fidel el más cálido saludo, nuestras felicitaciones por el año nuevo y el aniversario de la Revolución de parte de todos los miembros del Buró Político y las mías propias.

Nosotros sostuvimos un encuentro con él. La entrevista fue breve, pero tuvimos una buena conversación. Según mi opinión ambos quedamos satisfechos.

RAUL CASTRO. Exactamente. Él informó al Buró Político. Fue una conversación muy breve, pero de muy buena esencia. Sentó muy buenas normas de relaciones.

Yu. V. ANDROVOV. Nosotros nos pusimos de acuerdo con él acerca de que hay que empezar por que ustedes pidan. Si nosotros podemos, damos. Si no podemos decimos honestamente que no podemos. Para que no exista ningún engaño. En segundo lugar, si hacemos algo incorrecto, ustedes deben decírnoslo directamente, sin temor a que esto provoque consecuencias indeseables. Si algo de ustedes no anda como es debido, nosotros de forma camaraderil atraeremos su atención hacia ello.  Yo creo que eso es lo que el compañero Fidel denominó como nuevas normas de las relaciones.

RAUL CASTRO. Exactamente. Y él, quedó muy contento. Satisfecho de la reunión que tuvo con usted.

Yu. V. ANDROVOV.  La conversación fue buena, una conversación de dos compañeros.

RAUL CASTRO. Y también con el compañero Ustinov y con Nikolai Vasilievich Ogarkov. ¿Entonces cómo lo hacemos? Escucho, yo escucho…

Yu. V. ANDROVOV.   El huésped tiene el privilegio.

RAUL CASTRO.  Bueno, entonces abro el libro. Ya cumplí con el primer encargo de Fidel, de saludarlos a ustedes.

En segundo lugar, en nombre de nuestro Partido y en el mío propio queremos agradecerles a ustedes y a usted muy especialmente, Yuri Vladimirovich, que haya encontrado tiempo para sostener este encuentro conmigo. Realmente, teniendo en cuenta la gran cantidad de trabajo que ustedes tienen en estos momentos, la celebración del 60 Aniversario de la creación de la URSS, fin de año, la enorme cantidad de delegaciones, jefes de estados, secretarios generales de partidos… Pensábamos realmente que usted no iba a tener tiempo para esta conversación.

Yu. V. ANDROVOV.   Pero ustedes son nuestros amigos.

RAUL CASTRO.  Por ser amigos debemos tener eso presente, y comprenderlo. Como le dijo Fidel a usted. nosotros somos de una misma familia y no hay problema con nosotros en ese sentido. Pensamos eso, y fue el motivo por lo cual, cuando el compañero Embajador Katushev nos preguntó en La Habana los temas que pensábamos plantear aquí, le contestamos que fundamentalmente teníamos la intención de proponerle a la parte soviética un encuentro aquí a fines de enero o principios de febrero para analizar la situación de Angola y orientarnos mutuamente entre nosotros, antes de ir a hablar con la parte angolana, cuestión que consideramos imprescindible. Según tengo entendido llevaremos a cabo mañana una reunión con el compañero Gromiko, con Ustinov y el compañero Ponomariov.

Posteriormente, ya aquí en Moscú, recibimos instrucciones del compañero Fidel en el sentido de que, en caso de producirse un encuentro con usted, en la medida de lo posible, prosiguiéramos el intercambio de criterios que hemos iniciado en torno al tema de la seguridad, con el propósito de seguir avanzando en este terreno, si usted no tiene nada en contra… si no cambiamos de tema.

Yu. V. ANDROVOV.   ¿Por qué yo voy a tener objeción? Yo estoy por la seguridad de Cuba.

RAUL CASTRO.  Estamos de acuerdo, y como usted mismo le planteó al campanero Fidel en su visita reciente que nosotros siguiéramos pensando, después nos volviéramos a encontrar, y seguir discutiendo. A la luz de esas ideas quisiera explicarle algunas consideraciones más, cuyo análisis completo y profundo con pos­terioridad, en el momento que sea oportuno pienso yo que lo concluirán usted y el compañero Fidel.

Empezando creo que no hay necesidad de exponerles la peligrosidad del gobierno de Reagan y del imperialismo en general, con respecto a Cuba en este caso. Quisiéramos como un breve resumen plantear el recrudecimiento del bloqueo económico, hasta el extremo de que algunas semiclandestinas que tenemos en algunos lugares, clandestinas quiere decir no públicas, en algunos lugares, como en el mismo Panamá, nos persiguen esa gente… esas empresas las usamos para poder comprar algunas cosas. Una gran obstaculización a la renegociación de nuestra deuda exterior que estamos llevando a cabo, a tal extremo que, en una reunión con especialistas occidentales encabezados por un francés, que recientemente estuvieron con técnicos cubanos en la Habana, nuestros chequistas lograron obtener las instrucciones del gobierno norteamericano, que habían enviado a sus aliados participantes en las conversaciones, dándoles instrucciones precisas en cada aspecto acerca de cómo de­bían plantearlo, incluyendo el planteamiento de que le exigieron a los cubanos que debía discutirse también, simultáneamente con los americanos, el valor de las expropiaciones en Cuba.

Al final Fidel se reunió con estos especialistas y les dijo: “Miren, les voy a sacar un papel —y lo sacó— del cual les quiero leer algunos párrafos”.

Cuando Fidel comenzó a leer algunos párrafos se miraban aquellos representantes entre sí… Fidel no se lo presentó como una crítica a ellos, sino como que también ellos son víctimas, igual que nosotros, del imperialismo, que les impone esas cosas. Después de esto cambiaron algo de actitud. Por supuesto, todas las embajadas occidentales andaban tomando medidas complementarias de protección de sus cajas fuertes, pero eso es un problema de Ramiro Valdez.

Igualmente hemos captado una intensificación de las actividades de la CIA contra Cuba en todo el mundo. Han incrementado considerablemente sus actividades en lo que se refiere a reclutamientos, incitación a la deserción de funcionarios con los que contactan en el extranjero los occidentales. Todo esto se hace en una magnitud que nos recuerda los años 60. Sin contar la Oficina de Intereses americana que desplegado una gran actividad. Durante los primeros años se abstuvieron de realizar actividad de espionaje. Ahora han cambiado su composición y tienen un grupo de agentes de la CIA desplegado activamente. Ya les hemos capturado algunas plantas modernas que han entregado a los supuestos agentes en los juegos operativos. Se intensifica el espionaje de todo tipo en el territorio del país, además de los recursos de propaganda, guerra psicológica, etc. Todas las acciones del gobierno de Reagan apuntan directamente hacia estas direcciones agresivas…, todas, todas. Negándose en público y en privado a adoptar una posición que tienda a mejorar, a suavizar esta presión.  Esa situación puede agravarse en dependencia de cómo se sigan desarrollando los acontecimientos en Centroamérica, que, por cierto, no es una situación muy agradable para los imperialistas.

En esta situación de política exterior agresiva por parte de Estados Unidos y de tensiones existentes en el área, le concedemos importancia a las frecuentes manifestaciones de dirigentes norteamericanos, voceros del gobierno norteamericano, personalidades políticas y militares, órganos importantes de prensa, funcionarios de la administración de diferente nivel, que de forma pública  y privada sostienen, a partir del año 80-81, sobre todo sostienen que la URSS no reaccionaría o actuaría en favor de Cuba en caso de una agresión por parte de los Estados Unidos.  Con diferentes matices o palabras esa es la esencia de sus declaraciones.  Yo de una gran cantidad de ejemplos de estos seleccioné dos o tres. Pudiera citar muchos ejemplos más, no es necesario. Por ejemplo M. Franchet, que es el jefe de la Oficina de Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado ha sostenido que predomina en la opinión del gobierno norteamericano que la URSS no reaccio­naría ante un ataque de Estados Unidos…

Yu. V. ANDROVOV.  ¿Qué significa esto? ¿Que no va a combatir o que en general no va a reaccionar?  Aquí hay una diferencia.

RAUL CASTRO.  Yo repito lo que ellos dijeron.

Yu. V. ANDROVOV.  Claro. Pero ¿cómo entiende usted esto?

RAUL CASTRO. Yo voy haciendo mis conclusiones, cómo entendemos esto.

Por ejemplo, en marzo de este año, el Secretario de la Marina de Guerra J. Leman declaró lo mismo dicho por Franchet a la prensa, enfáticamente, y así mismo lo publicó.

En conexión con este tipo de presiones y amenazas ha tenido lugar y tiene lugar en Estados Unidos, periódicamente, una “controversia política” en torno al alcance y la interpretación de los acuerdos

de 1962. Yo recuerdo esto en el gobierno de Jonhson, Nixon, Carter siempre forman esta discusión pública. Unos alegan una cosa otros otra. Con un pretexto real o supuesto. Digo un pretexto real, por ejemplo, cuando Ilegaron los aviones MIG-23, o supuesto. O sea, tiran a la palestra pública el problema y empiezan a hacer sus especulaciones. Por ejemplo, el ex-acesor de Jonh Kennedy precisamente cuando la crisis de octubre A. Shelesinger, llegó tan lejos en octubre pasado que dijo ante la televisión norteamericana que no existía compromiso alguno por parte de Estados Unidos de no invadir a Cuba, ya que tal compromiso estuvo condicionado a que se permitiera una inspección por parte de la ONU para verificar la retirada de los cohetes, como no se realizó se deduce que ahora no existe acuerdo. Y el propio presidente Reagan, que, en varias ocasiones, en diferentes términos se ha referido a esta cuestión, en su campaña electoral. Pero ya, desde el poder, el 27 de enero de este año, en una entrevista televisada a la cadena CBC dijo que su país ha discutido con la Unión Soviética el envío de armamento soviético a Cuba y a una pregunta de los perio­distas contestó que no descartaba nada como contramedida, inclu­yendo un bloqueo.

Al mismo tiempo estos personajes, en estas polémicas públicas, interpretan a su manera los acuerdos del año 62. Como les decía, en los diferentes gobiernos tocan este tema, a ver que reacción hay. En el gobierno de Reagan esto es más continuo. Por un motivo u otro, ya sea el tema de Centroamérica… hasta Polonia. De una forma u otra han dejado de ver que pueden actuar contra Cuba. O sea, que ellos le dan su interpretación a estos acuerdos, tanto en lo que se refiere a la categoría de armas ofensivas, como al alcance del compromiso que hizo Estados Unidos. Esas son las dos cosas. Por ejemplo, especulan si parte del armamento que Cuba recibe, como los submarinos, los MIG-23, el patrullero grande que se recibió, etc. son ofensivos, y, por lo tanto, eso constituye una violación de los acuerdos de 1962. Al parecer, según ellos, solo debemos tener caballos y sables. A su vez, al interpretar estos acuerdos, dicen que el compromiso de Estados Unidos es el de no producir una invasión. Es una gama muy amplia que va desde no aceptarlos hasta aceptarlos condicionados, a interpretarlos. Entonces los que hay que acepan que existe un compromiso de no invadir a Cuba, pero que un bloqueo total y otras medidas de represalias, como empleando su aviación para bombardearnos y minar nuestros huertos, no sería una violación, según ellos, de los acuerdos de 1962. Es decir que en base a todo esto, o sea, determinando ellos unilateralmente las supuestas violaciones… En su momento oportu­no se opusieron a las visitas de unos submarinos nucleares soviéticos a la base naval de Cienfuegos, al sur de Cuba, y a la presencia de tropas soviéticas en Cuba, como ocurrió a finales de 1979 con la Brigada, que llevaba 17 años en Cuba y de pronto el gobierno de Carter, en declaración presidencial a bombo y platillo convirtió a esa brigada que llevaba 17 años en Cuba, en una violación de los acuerdos de 1962, en una amenaza para el resto del continente.

Qué pensamos nosotros de esto, compañero Andropov, que al parecer por las circunstancias, la rapidez y el momento en que se solucio­nó la crisis del 62 quedaron términos oscuros y ambiguos, lo que ha sido sistemáticamente aprovechado por Estados Unidos para ejercer presiones sobre Cuba y limitar nuestro derecho a modernizar el armamento y perfeccionar la capacidad defensiva. Y lo que consideramos más importante aún. El enemigo presiona a la opinión pública internacional con una interpretación de los acuerdos como ya le he explicado anteriormente, que le permitiría realizar variantes de agresión contra nuestro país, sin que, según ellos, se violen los acuerdos.

Estas son en síntesis algunas consideraciones por las que el compañero Fidel le decía a usted en la reunión de noviembre que era necesario analizar qué medidas en el orden político podrían tomarse para desalentar al enemigo y sobre todo evitar un error.

Yu. V. ANDROVOV.  ¿Ustedes tienen algunas consideraciones?

RAUL CASTRO. Hemos pensado en algo, siguiendo la opinión suya. Nosotros pensamos que en primer lugar la seguridad de Cuba, fortalecerla, son medidas que obedecen al esfuerzo que debemos hacer nosotros; además con el suministro de armas modernas y adecuadas, tal como ha resuelto la URSS de forma plenamente satisfactoria. Depende de la preparación, como le decía de nuestro pueblo, de nuestro partido, de nuestro gobierno, de nuestro estado…

F. USTINOV. Y del ejército.

RAUL CASTRO. Claro. Para rechazar la agresión, como lo estamos haciendo. Depende de la unidad, de la solidez y profundidad de la cohesión ideológica de nuestra revolución. No voy a mencionar otras medidas como consecuencia de esto, como es la creación exitosa de las milicias de tropas territoriales, la preparación del partido y del estado, etc. Igualmente, como el ejército es solo una pequeña vanguardia, pelearía todo nuestro pueblo, es vital también el mantenimiento de un mínimo de condiciones sociales y económicas, en medio de estas dificultades económicas que padece la mayoría de los países del planeta…

Yu. V. ANDROVOV.  Incluida la Unión Soviética.

RAUL CASTRO.  Línea que estamos siguiendo en este momento, garantizando este mínimo necesario. Naturalmente, por la magnitud de este problema, sabemos que estas medidas son indispensables, pero no son suficientes.

¿Qué hemos pensado nosotros que podría hacerse? Creo que a esto se refirió también Fidel en su conversación con el compañero Andropov, que es indispensable que la URSS le dé a saber a Estados Unidos, de forma clara y categórica que una agresión militar a Cuba no será tolerada.

Yu. V. ANDROVOV. ¿Y después de eso qué seguiría?

RAUL CASTRO.  Yo pienso que deben encontrarse formas prácticas de enfocar esto, sobre el enemigo…

No estamos pidiendo una guerra mundial por defender a Cuba, que no estamos de acuerdo con eso.

Yu. V. ANDROVOV. Nosotros hacemos todo lo posible por que la misma no surja ya por causa de nuestras propias relaciones con Estados Unidos. Nuestras relaciones con Estados Unidos parece que son peores que las de ustedes con ellos.

RAUL CASTRO.  Claro. Factor fundamental.

D.F. USTINOV. Años atrás hacíamos esas declaraciones.

RAUL CASTRO. Yo les decía al compañero Andropov y a los demás compañeros que habría que estudiar la forma práctica de manifestar al enemigo esa decisión. En todos estos momentos hay que tener en cuenta el factor político, inevitablemente, las circunstancias del momento, etc. Parto de que cada situación debe ser analizada en su momento. Pero, por ejemplo, nosotros pensamos que tal vez visitas de algunos destacamentos navales soviéticos, como el que se encuentra en Cuba en estos momentos, nos ayudan. Si es posible realizamos alguna maniobra conjunta. No lo publicamos, pero el enemigo se entera. Con más frecuencia. En definitiva, los barcos de ellos andan por todo el mundo incluyendo a Cuba. No violamos ninguna ley internacional o principio, ninguna norma internacional. Y pienso que visitas de delegaciones militares de alto nivel ayudan a eso, como la realizada por el compañero Orgavok, jefe del Estado Mayor General, o, más importante todavía, como la que podría realizar el compañero y amigo, Ministro de Defensa de la URSS, Mariscal de la Unión Soviética D. F. Ustinov. Y sería mejor en este invierno que en el verano.

Este tipo de visitas, yo pienso, tendrían una gran connotación política y de seguridad para nuestro país.

Yo pienso que este mismo encuentro que tenemos hoy, de publicarse, en primer lugar, por la presencia del compañero Yuri Vladimirovich, la propia composición de la parte soviética… eso el enemigo lo sopesa, y va ayudando a darle un mentis rotundo a todas las declaraciones de los fariseos estos de Estados Unidos. Por ahora pensamos eso.

Yu. V. ANDROVOV. ¿Puedo yo hablar sobre este tema, o usted desea continuar?

RAUL CASTRO. Yo estoy concluyendo ya. He dicho lo fundamental… podríamos seguir meditando.

Yu. V. ANDROVOV. Compañero Raúl, yo empezaré por la parte más desagradable y más importante de una comunicación que tanto ustedes como nosotros tenemos siempre presente: nosotros combatir en Cuba no podemos. Sencillamente porque ustedes están a 12 mil kilómetros de nosotros. Usted es militar, también eso Ustinov puede confirmarlo…

D.F. USTINOV. Así es.

Yu. V. ANDROVOV. Nosotros hemos discutido este asunto en más de una ocasión.  Y es un hecho igual que el de Afganistán. Afganistán está al lado. Había que ayudar a la revolución. Nosotros fuimos y ayudamos. Los americanos hasta el presente andan brincando alrededor del país, pero temen meterse allí, a pesar de que tienen sus tropas por allá, etc. Pero nosotros estamos al lado, y ellos necesitarían comunicaciones muy lejanas.

No es porque alguien tenga miedo. Ya con el Che Guevara nosotros discutimos este asunto, y en aquel entonces le explicamos esto. Él planteó el asunto de inmiscuirnos nosotros militarmente. Yo dije que no era cuestión de desear o no desear, de temer o no temer, sino del cálculo sobrio militar. Estamos condenados al fracaso. ¿Ir allá para que nos partan la cara? ¡No! No será un alivio ni para ustedes ni para nosotros.

Ahora, respecto a todas las otras cuestiones que usted ha planteado, que se pueden Incluir en la interrogante de si vamos nosotros a reaccionar o no, no debe haber duda alguna por parte de ustedes.

Claro está que nosotros vamos a levantar a todo el mundo en defensa de Cuba. Y todo lo que se puede hacer desde el punto de vis­ta del apoyo político y moral, del armado, lo vamos a hacer, lo estamos haciendo y lo seguiremos haciendo. En cuanto a esto no debe caber duda.

Bueno, en lo que se refiere al armamento, usted mismo dice que está llegando, y conforme a los planes existentes todo marcha bien. Nosotros destacamos a Cuba entre los demás países que ayudamos.

D.F. USTINOV. El compañero Raúl lo sabe.

Yu. V. ANDROVOV. Y esto es así sencillamente porque sabemos que ese armamento va a manos seguras.

Nosotros, como usted ve, en el Medio Oriente a los libaneses, a los sirios los ayudamos moral y políticamente, y también con armas, pero si ellos no combaten… No combaten y dicen que el armamento es malo. Entonces es inútil ayudarles.

Los cubanos, en nuestra concepción, son revolucionarios, comunistas, y, ni preguntar, la ayuda se presta y se les seguirá prestando.

En cuanto a las visitas de los buques militares es una cosa aplicable. Empezamos con esta de ahora y después vamos a hacerlas más frecuentes.

Las delegaciones militares… yo entiendo que también se puede, pero, claro, no comenzar con nuestro amigo Ustinov. Hay que condolerse de él: ha sufrido una operación muy difícil y aún está convaleciente. Es un compañero fuerte, con voluntad, pero hay que compadecerse. Se podría enviar al compañero Sokolov, o a cualquier otro dirigente del Ministerio de Defensa. Habrá que pensar en publicaciones sólidas de nuestra prensa apoyando a Cuba.

D.F. USTINOV. Quiero señalar también que el nuevo armamento que tenemos, incluido el defensivo, puede alcanzar desde Cuba a La Florida, o sea, el territorio de Estados Unidos. De tal forma el mismo se convierte, digamos, en armamento estratégico de importancia local. En lo adelante se lo seguiremos suministrando a Cuba. Por otra parte, Yuri Vladimirovich tiene absoluta razón desde el punto de vista de la gran estrategia al señalar cómo los america­nos se han aferrado a los eurocohetes. Para ellos no es tan senci­llo asegurar la defensa de Europa Occidental. Para ello hace falta un poderoso puente aéreo y marítimo. Para los americanos es difícil soportar esta tensión. Nuestra situación respecto al continente americano es exactamente la misma. Nos es difícil mantener ese puente.

RAUL CASTRO. Nosotros tenemos clara conciencia de esto. Quiero explicarle al compañero Andropov y al compañero Ustinov que nosotros comprendemos todo esto muy bien.  Es como dos y dos son cuatro. Nosotros hablamos de la búsqueda de formas prácticas de acción que ayuden a apaciguar a estos aventuristas.

Yu. V. ANDROVOV. Seguramente sería correcto que alguno de sus compañeros se llegara acá. Digamos, puede ser, del MINFAR y del MINREX, y elaboren aquí un plan conjunto de acciones concretas: cuándo y qué delegación enviar, cuándo enviar los buques, etc., cuándo publicar un artículo en la prensa. Es decir, coordinar los planes concretos en este sentido.

D.F. USTINOV. El compañero Raúl sabe lo que está previsto hacer por nuestra parte.

Yu. V. ANDROVOV. Estas cuestiones se pueden ver también por la línea del MINREX.

D.F. USTINOV. Nosotros cumplimos honestamente con nuestros compro­misos. Incluso antes de los plazos fijados.

RAUL CASTRO. Es absolutamente cierto.

Yu. V. ANDROVOV. Así pues, todos los asuntos que usted ha plantea­do nosotros los apoyamos, excepto una declaración con una amenaza dirigida a Estados Unidos. Porque yo no comprendo con qué podemos amenazarles. Cuando los chinos atacaron a Vietnam. nosotros hicimos una declaración similar: no toquen a Vietnam, porque entonces nosotros… Los chinos se rieron y continuaron su asunto. Yo pienso que si vamos a amenazar es necesario que la amenaza funcione.

RAUL CASTRO. Yo quiero aclararle una vez más al compañero Andropov que la advertencia a los yanquis de no agredir a Cuba puede encontrar la forma práctica de su expresión a través de circunstancias concretas, tales como, por ejemplo, las visitas de los buques militares, etc., que sean como una advertencia callada.

Yu. V. ANDROVOV. Con esta interpretación del asunto yo estoy plenamente de acuerdo.

RAUL CASTRO. En otras palabras, se trata de encontrar formas de tal advertencia, que le den a entender a los americanos que a Cuba es mejor no tocarla. Podrían ser las visitas de los destacamentos navales, la visita del compañero Ustinov o de otros dirigentes militares.

Compañero Andropov, compañeros:

Para nuestro Buro Político, para el compañero Fidel, y hasta para el más inmaduro comunista cubano sería inmoral pedirle a la Unión Soviética que desate una guerra termonuclear por nuestra causa.
Eso no le cabe a nadie en la cabeza. Dentro de los marcos de este enfoque del asunto nosotros quisiéramos analizar qué se puede hacer. Los americanos son grandes oportunistas. Ellos sólo andan
mirando donde se abre una fisura para tratar de meterse por ella.

Yu. V. ANDROVOV. ¿Por qué yo hablo de esto? Porque en el 1963 Jrushov dijo precisamente lo que ustedes quieren: americanos no toquen a Cuba, la vamos a defender con todos los medios a nuestra disposición. No queremos repetir eso, pero vamos a defenderlos.

RAUL CASTRO. Estoy completamente de acuerdo con usted.

Gracias por la conversación. No puede robarle más tiempo y a juzgar por las ventanas en Moscú ya es de noche.

Yu. V. ANDROVOV. Trasmítale un gran saludo al compañero Fidel de parte de todos nosotros. Envíen sus compañeros acá. Vamos a planificar nuestras acciones. Puede ser que nos sugieran algo más.

D.F. USTINOV. Mañana tendremos otra conversación en la que participarán los compañeros Gromiko y Ponomariov.

Yu. V. ANDROVOV. Pues mañana ustedes pueden “darse un recorrido” por estos asuntos.

FIN