De La Habana a Nueva York y más allá

Ysrael Abraham Seinuk nació en Marianao, La Habana, en 1931, y creció en la barriada de Luyanó. Se graduó como ingeniero civil en la Universidad de La Habana en 1954, participando desde temprano como miembro del equipo que diseñó el emblemático edificio FOCSA, entonces el más alto de Cuba y uno de los más altos en hormigón armado del mundo. La revolución cubana interrumpió su anhelo de desarrollar el proyecto de viviendas “Libertad” en la isla, impulsándolo a emigrar a Nueva York con apenas 20 dólares, su regla de cálculo y su título universitario.

Innovando el skyline neoyorquino

En Nueva York, Seinuk se unió a la firma Abrams, Hertzberg & Cantor y más tarde fue socio fundador de Cantor Seinuk, para luego establecer Ysrael A. Seinuk, P.C. en 1977. Fue un pionero en el uso de hormigón armado en rascacielos, lo cual permitió estructuras más esbeltas y resistentes. Su legado incluye obras icónicas como el Lipstick Building, el Condé Nast Building, el Bear Stearns Building, el Arthur Ashe Stadium, la Trump World Tower y la Trump Tower en la Quinta Avenida, entre muchos otros. Fue apodado “Mr. New York” por su impacto en el perfil urbano de la ciudad.

Mentor y referente académico

Paralelamente a su labor profesional, Seinuk fue un dedicado docente en el Cooper Union desde fines de los años sesenta hasta el final de su vida. Su influencia formó generaciones de ingenieros y arquitectos en Estados Unidos y más allá.

Solidaridad con el exilio cubano

Además de su éxito profesional, Seinuk nunca olvidó sus raíces. Fue un apoyo fundamental para arquitectos e ingenieros cubanos que llegaban al exilio, ayudándolos a insertarse en el mercado laboral de Estados Unidos. Muchos encontraron en él un mentor y un puente hacia oportunidades que de otro modo les hubieran estado vedadas, lo que multiplicó su legado más allá de sus propios proyectos.

Legado e inspiración

Su labor fue reconocida a nivel nacional: la revista Time lo incluyó entre los 25 hispanos más influyentes de Estados Unidos. La vida de Ysrael Seinuk demuestra cómo un cubano del exilio pudo transformar el horizonte de Nueva York y, al mismo tiempo, tender la mano a otros compatriotas para que también construyeran sus sueños en libertad.