El Comité Central del Partido Comunista de Cuba ha anunciado un análisis crítico sobre la situación de la producción de alimentos en el país. Este no es solo un tema de preocupación para la población, sino un síntoma grave de la disminución del nivel de vida y un claro ejemplo de la incompetencia gubernamental.
Según una encuesta realizada por el proyecto CubaData en 2022, el 82,5% de los cubanos encuestados manifestaron preocupación por la escasez de alimentos en el país. Esta carencia ha llevado al 70,8% de los hogares encuestados a reducir la cantidad de comida o a saltarse comidas. Además, el 71,1% de los hogares reportaron situaciones en las que alguien se quedó sin comida en algún momento, ya sea por falta de recursos económicos o por la falta de disponibilidad en los puntos de venta. Esa era la situación en el año 2022, dos años más tarde no hay mejoría, al contrario, la escasez y el encarecimiento de alimentos se ha agravado.
Se espera que el análisis del PCC aborde aspectos cruciales como la propiedad y tenencia de la tierra. Es parte de la preparación para la próxima ley de tierras que se tiene previsto aprobar en diciembre de 2024. Sin embargo, más allá de las discusiones sobre la propiedad, es esencial que este análisis se traduzca en políticas agropecuarias concretas, que vayan más allá de las habituales “63 medidas” y que sean abiertas a transformaciones en la propiedad y el mercado, alineadas con el significativo papel del sector privado en la economía.
Para el economista Pedro Monreal existen al menos tres áreas claves en las que Cuba necesita realizar transformaciones radicales a corto y mediano plazo en su política agropecuaria: “la propiedad y tenencia de la tierra, el mercado agrícola y las inversiones en capital y trabajo”. Una propuesta concreta sería la subasta pública de tierras estatales en extensiones moderadas, exclusivamente para personas jurídicas privadas nacionales.
Es crucial establecer metas ambiciosas para la política agropecuaria, como la meta “20 en 25 y 50 en 30”: alcanzar el 20% de la tierra bajo propiedad privada para 2025 y el 50% para 2030, considerando que actualmente solo el 14% de la superficie agrícola está en manos privadas, expone el economista.
En términos de transformaciones en el mercado, Monreal propone la creación de un mercado para la compra y venta privada de títulos de propiedad y de tenencia, así como la liberalización de los precios en la producción agropecuaria y la abolición del sistema de Acopio.
Acopio es una agencia estatal monopólica que recolecta y distribuye productos agrícolas. Los centros de Acopio reciben productos de las unidades agrícolas y la agencia es responsable de contratar, recolectar, transportar y vender los productos. En la práctica es un desastre que producen grandes pérdidas por la enorme ineficiencia en la transportación.
Dato curioso, no es la primera vez que se propone eliminar Acopio o liberar los precios. Desde abril del 2020 la Liga de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales propusieron cinco medidas al gobierno para evitar una hambruna ¡5 medidas! No 15 o las 63 que propuso Manuel Marrero Cruz. Entre las 5 medidas de los campesinos y mujeres rurales estaba la “libertad para la distribución y fijación de precios”, es decir la abolición de ACOPIO.
Monreal también propone restaurar el peso del sector agropecuario en la inversión total al nivel del 8%, frente al actual 3%, es otro objetivo prioritario. Esto incluiría la importación directa de bienes de capital e insumos por parte del sector privado, sin aranceles, y la facilitación de acuerdos directos entre productores privados e inversores extranjeros.
La privatización aumentada en el sector agropecuario sería racional, considerando el éxito del sector privado en la gestión, donde las empresas estatales han tenido peor desempeño que los campesinos privados.
Veamos algunos números. Veamos el porcentaje nacional de productos agrícolas que producen los privados: 83% de los frutales, 79% de los frijoles, 75% de hortalizas, 77% de viandas, 73% de maíz y 40% de arroz.
El estado por otro lado produce 8% de frutales, 9% de frijol, 17% de hortalizas, 10 % de viandas, 16% de maíz y 22% de arroz. Comparen los números. ¡Es aplastante!
La resistencia oficial a la privatización de la tierra agrícola parece injustificada, especialmente cuando el sector agropecuario contribuye solo con el 0,75% del PIB, mientras que el comercio, donde el sector privado tiene un rol mucho más dinámico, representa el 19% del PIB.
Al margen de la ideología, cabe preguntarse por qué existe suspicacia oficial para alinear la propiedad de la tierra con el alto grado de gestión privada que ya existe en el sector agropecuario cubano.
Transformaciones significativas en la propiedad, el mercado y las inversiones en el sector agropecuario podrían tener efectos positivos como la mejora de la seguridad alimentaria, la reducción de la inflación, el fortalecimiento de la moneda nacional y una balanza comercial más favorable.
Además, es fundamental reconocer la importancia de la propiedad privada para el desarrollo económico. La propiedad privada no solo incentiva la inversión y la eficiencia en la producción, sino que también fomenta la innovación y la competencia, elementos vitales para el crecimiento sostenible de cualquier economía.
En resumen, las decisiones que se tomen a partir del análisis del Comité Central del PCC pudieran ser cruciales para el futuro de la agricultura cubana y para mejorar las condiciones de vida de la población. Integrar más activamente al sector privado en la economía agrícola no solo es necesario, sino que también podría ser la clave para enfrentar los desafíos actuales con soluciones efectivas y sostenibles.
¿Será capaz el PCC de dar un vuelvo para mejorar la producción agrícola? Producción que por cierto disminuyó año tras año en los últimos 8 años. Desde 2016 hubo una caída anual de la producción agrícola del 7,3%. Pienso que hasta ahora solo ha habido cháchara y ha faltado la acción. ¿Será capaz el PCC de resolver la crisis multisistémica estructural o se les pasó su cuarto de hora?