DECLARACIÓN DE CUBA SIGLO 21

Raúl Castro ha decidido echar a un lado la estructura de su mediocre y descapitalizado gobierno civil y pasar a primer plano al poder real que hasta ahora se escondía a la sombra de aquel. GAESA y las FAR suben al escenario. Raúl Castro sabe que su aparato de contrainteligencia es incapaz de conjurar la creciente perspectiva de una probable rebelión popular que hoy ya no es promovida por grupos organizados de oposición que antes infiltraban y descabezaban. Incapaz de imaginar otra solución ante semejante desafío que no sea la del uso masivo de fuerza letal contra la población, se dispone a hacerlo ante la mirada complaciente de dos barcos de guerra y un submarino nuclear ruso. Veamos.

La Resolución 9/2024 anuncia un conjunto de medidas que equivale a poner la estructura militar por encima de la civil en toda la isla como estaba previsto en el Título X de la Constitución de 2019. Con ellas se otorgan poderes a los mandos de esas nuevas instancias para declarar arbitrariamente zonas de interés militar y crear grupos armados con escopetas de perdigones para protegerlos.

Esas no son medidas para enfrentar una amenaza externa de invasión, sino la ira y desesperación del pueblo. Una fuerza armada de escopetas de caza no es para proteger zonas de interés militar frente la 82 División Aerotransportada, sino a madres desesperadas por el hambre que padecen sus familias. Pero para que no quepa duda de la disposición a escalar la represión también se otorgan facultades a estas autoridades para coordinar con las FAR el aseguramiento de tanques (¿tanques?) y otros medios para el cumplimiento de sus misiones.

Tal y como enumera la Gaceta oficial, los lugares a ser protegidos con fuerza letal no son bases militares sino zonas de “inversiones constructivas”, y “áreas urbanas y rurales de interés para la defensa”. No es difícil suponer que ellos incluirán los repartos residenciales de los dirigentes e infraestructuras de los negocios de GAESA.

El escenario de fondo de ambas noticias es la creciente agudización de la crisis en Cuba y de las protestas que ella provoca: 716 en mayo. 

La oligarquía cubana sabe que este año –en especial durante el verano– puede enfrentar explosiones sociales de gran magnitud que generen una grave ingobernabilidad en la isla. En esas circunstancias está militarizando la institucionalidad de la isla (apoyándose en el poco estudiado Título X de la Constitución de 2019).

Por otro lado, se ha anunciado que durante el verano Rusia realizará ejercicios militares de guerra en el Caribe con uso de puertos en Cuba y Venezuela. Ello ocurre en un contexto en el que también se publica una declaración de Vladimir Putin afirmando que Rusia podría proveer cohetes de largo alcance a sus aliados para golpear blancos en Occidente en respuesta por la autorización otorgada por la OTAN a Ucrania de usar armamento similar contra Rusia.

Según fuentes informadas de Cuba Siglo 21, La Habana ha pedido a Putin una presencia militar nuclear rusa en este verano –de apagones, falta de agua, crisis de alimentos y medicinas y crecientes protestas– que envíe al pueblo de la isla (más que a Washington) el mensaje de que EE. UU. no se atreverá a venir en su ayuda si se derrama sangre cubana en las calles de ciudades y pueblos. Los barcos rusos estarán allí para hacer posible un Tiananmen impune en Cuba.

Cortesía de Putin, el despliegue de fuerzas represivas nacionales dispuestas a matar se realizará en presencia de una fuerza militar, extranjera e injerencista, representada –por ahora– por tres barcos y un submarino nuclear. Su presencia solo sirve para dar una palmadita en la espalda a Castro y Maduro (las elecciones venezolanas son el 28 de julio).

Si Washington quiere evitar una masacre en Cuba el camino no es financiar mypimes, sino enviar un mensaje urgente, alto y claro a La Habana de que a 90 millas de Estados Unidos una acción como la de Tiananmen traería graves consecuencias.