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El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana publicó (OCAC) en su informe “La  Habana  capital de desechos” expone la crítica situación de la recogida de desechos sólidos. La recogida de basura es una de las dimensiones de la inseguridad sanitaria que atraviesa el país, aunque su foco crítico está en la capital, en La Habana.

En La Habana se acumulan diariamente algo más de 7,600 m3 de basura en espacios públicos cercanos a las viviendas y centros que los generaron. Esto es el equivalente a algo más de 3 piscinas olímpicas de basura por día. Como promedio, se recoge solo el 68%, mientras el resto permanece en las calles creando focos de infección y hasta incendios urbanos por la producción de gas metano.

El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) realizó un estudio de campo en los 15 municipios de La Habana para verificar la crisis en la recogida de desechos en la provincia.  La colección de casi 100 fotos está disponible para uso público en este enlace, así como en este mapa interactivo.

La basura que no es recogida genera la presencia de roedores, mosquitos y otros insectos, portadores de enfermedades como el dengue y la leptospirosis, las cuales resultan muy peligrosas para la salud. Por otro lado, solo se recupera para reciclable el 40%.

La incapacidad del gobierno para crear mecanismos eficientes y sostenibles, unido a una gestión ineficaz de las oportunidades de inversión extranjera y de las donaciones recibidas, son algunas de las causas de la actual situación.

La gobernadora de la provincia, Yanet Hernández Pérez, justificó la incapacidad de respuesta a la recogida de basura por el actual monto de desechos de los hospitales, industrias, trabajadores por cuenta propia y mipymes. Otro funcionario público, Reynaldo García, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, había declarado con anterioridad que el problema se debía a la falta de contenedores y camiones recolectores, y su alto costo en el mercado internacional.

Sin embargo, en 2022, el presupuesto para el manejo de desechos sólidos en la capital fue solamente de 6,5 millones de pesos cubanos, 0.83% del presupuesto de la provincia. El informe enumera todos los intentos de inversión extranjera en el sector de recogida de desechos sólidos que desde el año 2016 no lograron cristalizar.

A pesar de la donación de 10 millones de dólares de Japón entre 2019 y 2020 y la euforia triunfalista de funcionarios gubernamentales que en aquel entonces aseguraron que los nuevos equipos japoneses serían la “solución” para la recogida de basura, cuatro años más tarde la situación es más precaria que entonces.

Onelio de Jesús Ojeda, director provincial de Servicios Comunales de La Habana, en 2023, reconoció que hay más de 200 equipos paralizados “por diversas causas”. Adicionalmente, achaca la problemática a falta de fuerza laboral. Los bajos salarios en el ramo (3,500 CUP, equivalente a 10 USD en el mercado informal) hacen que los reclusos sean los encargados de esas tareas.

Pese a que las constantes justificaciones oficiales intentan hacer creer que mantener un sistema efectivo de recogida y procesamiento de desechos sólidos en la capital es una misión imposible, los gobiernos de cientos de ciudades más grandes, complejas y repletas de negocios privados y de servicios gastronómicos lo han logrado.

El sector privado y la inversión extranjera desempeñan un papel crucial en la gestión de residuos sólidos, algo que en el caso cubano no ha sido posible por el bloqueo interno que a esas soluciones ha presentado durante décadas el régimen de gobernanza estatizado que ha regido hasta ahora.

El informe cita como referencia a la empresa Waste Management (WM), como evolucionó de la iniciativa de un inmigrante en 1893 con un modesto vagón con caballos para la recolección de basura hasta convertirse en la empresa de eliminación de residuos más grande del mundo, generando más de mil millones de dólares en ventas. Su éxito muestra cómo la libertad económica impulsa la competitividad y la prestación de servicios públicos.

OCC augura que mientras permanezca la actual falta de voluntad para respetar los derechos y libertades económicas de los ciudadanos, avanzar hacia una economía de mercado y hacer atractiva la inversión extranjera, es previsible que la inseguridad sanitaria continuará profundizándose en el corto y mediano plazos.


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