Joseph Lamelas nació en Cuba en 1960. Cuando apenas tenía dos años, su familia logró salir de la isla en uno de los últimos barcos organizados por la Cruz Roja tras la crisis de Bahía de Cochinos. Llegaron a Estados Unidos prácticamente sin nada: cien dólares en el bolsillo y dos raciones de comida. Al inicio, la vida en el exilio estuvo marcada por la precariedad.
Su padre, educado como farmacéutico, había sido un exitoso propietario de un negocio con una cadena de grandes almacenes en la isla, pero cuando la familia, incluidas dos abuelas, aterrizaron en el sur de Florida, la familia Lamelas lo había perdido todo.
En los primeros años, varias familias compartían la misma vivienda, recogían muebles desechados en la calle. Un sofá tambaleante, sostenido por una piedra en una de sus patas, se convirtió en símbolo de aquellos tiempos difíciles. La pobreza alcanzaba incluso los momentos de alegría: una Navidad debieron repartir un paquete de soldaditos verdes entre tres hermanos; ni siquiera había dinero para que cada niño de la familia pudiera tener su paquete de soldaditos.
A pesar de esas condiciones, la familia encontró fuerza en el sacrificio y en una convicción firme: la educación como único patrimonio inalienable. Pedro Lamelas, su padre, hacía hincapié en la educación como el único activo verdaderamente inalienable: “cualquier gobierno puede quitártelo todo… pero no pueden quitarte la educación”. Pedro trabajó como lavaplatos y limpiando baños hasta conseguir abrir un pequeño negocio de comida. Joseph y su hermano, desde los diez años, trabajaban con él hasta la madrugada, aprendiendo de primera mano que la disciplina y el esfuerzo eran la base de toda superación.
El camino de la medicina
Sin tener los medios para poder sufragar un programa en los Estados Unidos, el Dr. Lamelas estudió en la República Dominicana y más tarde cirugía cardiotorácica en Nueva York. No fue un trayecto sencillo: enfrentó las exigencias de la formación médica al mismo tiempo que arrastraba el peso de sus orígenes y las expectativas de su familia, que veía en él la promesa de un futuro distinto.
Desde sus primeros años de práctica, mostró una inclinación especial hacia la innovación y la búsqueda de métodos menos invasivos para tratar a sus pacientes. Esa obsesión por mejorar la experiencia de quienes pasaban por un quirófano lo llevó a desarrollar una técnica revolucionaria que más tarde sería reconocida mundialmente.
El “Miami Method”: una revolución quirúrgica
La gran contribución de Joseph Lamelas a la medicina fue el desarrollo del llamado “Miami Method”, una técnica de cirugía cardíaca mínimamente invasiva que evita abrir el esternón y se realiza a través de una pequeña incisión lateral de apenas unos centímetros.
Esta innovación transformó el panorama de la cirugía cardiaca. Gracias a su método, los pacientes experimentan menos dolor, menor pérdida de sangre, menos riesgos de infección, estancias hospitalarias más cortas y una recuperación significativamente más rápida. Lo que antes era una operación de alto trauma físico se convirtió en una experiencia mucho más segura y humana.
Lamelas no solo aplicó la técnica; también formó a más de un millar de cirujanos de todo el mundo, multiplicando el impacto de su creación y asegurando que miles de pacientes pudieran beneficiarse de ella más allá de su propio quirófano.
Liderazgo y reconocimiento
A lo largo de su carrera, Lamelas ha realizado decenas de miles de cirugías cardíacas, con una proporción notable de ellas mediante técnicas mínimamente invasivas. Su liderazgo lo ha llevado a ocupar puestos de prestigio en instituciones médicas de Estados Unidos, entre ellas la Universidad de Miami, donde hoy se desempeña como jefe de cirugía cardíaca y profesor.
Su trayectoria es un ejemplo claro de cómo la combinación de talento, perseverancia y un entorno de libertad puede dar frutos extraordinarios. De aquel niño que trabajaba hasta la madrugada en un pequeño negocio familiar para ayudar a sus padres, emergió uno de los cirujanos cardíacos más influyentes del mundo, un referente en innovación médica y un orgullo para la comunidad cubanoamericana.
El costo de la falta de libertad
La historia de Joseph Lamelas es mucho más que una biografía de éxito individual: es también el retrato de una pérdida colectiva.
El régimen cubano, al sofocar la libertad económica y política, ha condenado a generaciones enteras a la frustración, mientras que en sociedades abiertas esos mismos talentos florezcan y aporten al desarrollo de la humanidad.
Cada historia como la de Joseph Lamelas es testimonio de lo que Cuba ha perdido por no contar con democracia ni libertad económica: una fuga constante de talento, creatividad y capacidad de transformación que, en libertad, cambia vidas y revoluciona al mundo.