De Cuba al exilio en Europa

Oriol Specht Anaya creció en Cuba enfrentando las limitaciones de un sistema que asfixia la iniciativa individual y bloquea el desarrollo profesional. Consciente de que en su tierra no podría alcanzar su verdadero potencial, emigró a Europa en busca de libertad y oportunidades.

Los inicios humildes en Berlín

Su llegada a Alemania no estuvo exenta de dificultades. Para sobrevivir, trabajó repartiendo pizzas en Berlín, experiencia que reflejó la dureza del exilio, pero también la resiliencia necesaria para comenzar de cero.

Innovador en la odontología veterinaria

Con disciplina y visión, Oriol estudió, se capacitó y se abrió paso en el campo de la odontología veterinaria, un área altamente especializada. Gracias a su esfuerzo, se convirtió en pionero en la introducción de nuevas técnicas y tratamientos en Europa, ganándose el respeto de colegas y clientes.

Creatividad al servicio de las mascotas

Su ingenio no se limitó a la clínica. En Hamburgo ideó un sistema de unidades dentales veterinarias móviles, un servicio inédito en la ciudad que facilitó la atención rápida y eficiente de los animales. Esta iniciativa lo consolidó como un profesional que no solo aporta ciencia, sino también soluciones prácticas y compasivas. Hoy en día, sus unidades se e usan en Alemania, Polonia, Suiza, Holanda y Luxemburgo.

El éxito comienza con la libertad

En una entrevista afirmó: El éxito comienza con la libertad”. Esa frase resume su trayectoria y la esencia de esta serie: sin libertad, el talento queda atrapado; con libertad, puede transformarse en impacto y prosperidad.

Símbolo del talento cubano en libertad

La historia de Oriol Specht Anaya refleja el contraste entre un país que expulsa a sus profesionales y una sociedad abierta que los acoge. Su vida es testimonio de cómo el talento cubano, cuando se le permite desarrollarse en libertad, no solo florece, sino que también aporta innovación y excelencia al mundo.


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