La economía cubana -para decirlo en términos amables- ha estado bajo un estricto control estatal durante décadas, limitando su potencial de crecimiento y desarrollo. Dicho en otras palabras, la planificación centralizada ha sido una de las mayores desgracias para alcanzar la prosperidad de los cubanos. Sin embargo, si se dieran cambios significativos hacia la libertad económica y la democracia, las posibilidades de una transformación positiva en un plazo de cinco años serían considerables. Las potencialidades se pueden observar en diversas áreas clave como la inversión extranjera, el desarrollo del sector privado, el turismo, la agricultura y la tecnología.
Inversión extranjera y desarrollo del sector privado
Uno de los mayores impulsos para la economía cubana podría venir de la inversión extranjera. Con una apertura económica, Cuba podría atraer capital extranjero que ayudaría a modernizar la infraestructura, mejorar la productividad y generar empleo. Sectores como la energía, la minería y las telecomunicaciones son particularmente atractivos para los inversores extranjeros. Por ejemplo, la riqueza de recursos naturales de Cuba, incluidos el níquel y el petróleo, podría explotarse de manera más eficiente y sostenible con la tecnología y el capital extranjeros.
El desarrollo del sector privado es otro factor crucial. En una Cuba más libre y democrática, el emprendimiento y las pequeñas y medianas empresas podrían florecer, promoviendo la innovación y diversificación económica. Las reformas que permitan la propiedad privada, la simplificación de los trámites para abrir negocios y la eliminación de restricciones al comercio interno podrían impulsar significativamente la economía local. El sector privado no solo genera empleo, sino que también crea competencia, mejora la calidad de los servicios y productos, y aumenta la eficiencia económica en general.
Turismo
El turismo es una de las áreas con mayor potencial de crecimiento para Cuba. Antes de la pandemia de COVID-19, el turismo era una de las principales fuentes de ingresos del país. Con una mayor apertura y libertad económica, Cuba podría convertirse en un destino aún más atractivo para turistas de todo el mundo. Mejorar la infraestructura turística, desde mayores ofertas gastronómicas hasta servicios de transporte, y ofrecer una gama más amplia de servicios y experiencias podría multiplicar los ingresos provenientes de este sector. Además, un entorno político más estable y democrático aumentaría la confianza de los turistas y las agencias de viaje internacionales.
Agricultura
La agricultura es otra área con un inmenso potencial. Cuba cuenta con suelos fértiles y un clima favorable para una variedad de cultivos. Sin embargo, las políticas estatales han llevado a una baja productividad y eficiencia. Con una liberalización del sector agrícola, se podrían introducir tecnologías modernas y prácticas agrícolas sostenibles que aumentarían significativamente la producción y la calidad de los productos agrícolas. La posibilidad de exportar productos agrícolas de alta calidad a mercados internacionales también se abriría, generando divisas y mejorando la economía rural.
Tecnología y educación
La tecnología y la educación son pilares fundamentales para el desarrollo económico en cualquier país. En una Cuba con libertad económica, la inversión en educación y tecnología podría ser prioritaria. La mejora del sistema educativo, especialmente en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), prepararía a las nuevas generaciones para participar en una economía global basada en el conocimiento. Además, fomentar la creación de startups tecnológicas y facilitar el acceso a internet y a herramientas digitales podría posicionar a Cuba como un centro de innovación en la región.
Impacto social
El impacto de estos cambios económicos tendría también repercusiones sociales. La mejora en el nivel de vida, el aumento de las oportunidades de empleo y la reducción de la pobreza contribuirían a una mayor estabilidad social. En un contexto democrático, la participación ciudadana y el fortalecimiento de las instituciones serían cruciales para sostener y profundizar estas reformas económicas. La transparencia, la rendición de cuentas y el respeto a los derechos humanos y a la propiedad privada serían los pilares sobre los cuales se construiría una economía más próspera y justa.
En resumen, la potencialidad de la economía cubana bajo un régimen de libertad económica y democracia es real y tangible para la prosperidad de los cubanos. La combinación de inversión extranjera, desarrollo del sector privado, expansión del turismo, modernización de la agricultura y un enfoque en la tecnología y la educación podría transformar la economía cubana en un plazo de cinco años. Estas reformas no solo beneficiarían económicamente al país, sino que también contribuirían a un desarrollo más equitativo y sostenible a largo plazo.