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Acerca de este informe y su metodología

Este informe se basa en un minucioso sistema de monitoreo de denuncias, notas y declaraciones publicadas en redes sociales y medios tanto estatales como independientes, con el objetivo de verificar y triangular la información obtenida.

La publicación de reportes regulares de OCAC sobre Inseguridad Pública tiene como objetivo suplir la carencia de información generada por la opacidad habitual del gobierno cubano y, especialmente, del Ministerio del Interior. También pretende unificar, en un conjunto de materiales accesibles y graficados, los datos dispersos relativos a criminalidad y delincuencia que son reportados por las autoridades y medios estatales, sean nacionales o provinciales. Igualmente, a partir de la interpretación de datos, identifica tendencias.

Se puede afirmar sin temor a dudas que las cifras que ofrece este informe son mayores: los números obtenidos por el monitoreo de OCAC no representan los delitos cometidos, sino los reportados, por tanto, los datos que se presentan son solamente la punta del iceberg de una situación muy mayor y perturbadora. Sin embargo, el valor intrínseco que tienen estos reportes es el análisis comparativo de tendencias.

Tendencias del segundo semestre 2024 (Julio- Diciembre)

De los datos presentados, sobresalen las siguientes tendencias y rasgos distintivos:

  • En primer lugar, es notable el aumento de la criminalidad respecto al mismo período del año anterior (segundo semestre de 2023), en tanto el número de delitos reportados en el segundo semestre de 2024 (885) es más del doble que en el mismo período de 2023 (359). Este incremento del 146% refleja un deterioro significativo en las condiciones de seguridad pública. La criminalidad alcanzó un promedio de casi 5 delitos diarios (4.83), lo que pone de manifiesto la creciente frecuencia de delitos reportados y permite entrever cuál podría ser la magnitud real del fenómeno.
  • Otra tendencia a resaltar es el pico delictivo de diciembre (230 delitos) y noviembre (214), lo cual podría correlacionarse con factores estacionales, como un mayor movimiento económico o social en fin de año. En contraste, agosto (60 delitos) presenta la menor actividad, coincidiendo con el mes de las vacaciones de verano.
  • Matanzas, Santiago de Cuba, Holguín y La Habana se destacan como las provincias con más delitos en diversas categorías, lo que indica la existencia de focos geográficos de inseguridad.
  • El 96% de los delincuentes reportados (1046 de 1093) son hombres. Las mujeres representan un porcentaje marginal (4%), consistente con tendencias generales en crímenes violentos. Igualmente, el 58% de los delitos (513 de 885) fueron cometidos por un solo delincuente, lo que sugiere una mezcla de actos individuales y grupales organizados (26% en grupos).
  • Las víctimas abarcan un amplio rango demográfico. Los menores y ancianos, aunque representan un porcentaje menor, son indicativos de una vulnerabilidad significativa. Vale la pena anotar2024: que se reportaron 183 propiedades privadas y 113 estatales afectadas, puesto que resalta la magnitud de los daños económicos.

Balance Total de Inseguridad Pública del Año 2024

En 2024 se reportaron 1317 delitos, más de tres diarios —3,6 exactamente—, lo que se traduce en un aumento de 668 delitos con respecto al año 2023, un aumento del 50,72%. Los meses donde mayor ocurrencia de hechos delictivos se detectó fueron diciembre (230), noviembre (214), octubre (148) y julio (134).

De los 1317, 167 fueron asesinatos, 880 robos, 93 asaltos, 65 agresiones y 112 clasificados como «Otros».

Si a partir de los datos anteriores se establece una comparación con los números obtenidos durante el monitoreo del año 2023, se evidencia la tendencia de las diferentes tipologías delictivas: en 2024 se contabilizaron respecto al período precedente un aumento en 615 robos, 32 agresiones y 82 de la clasificación «Otros»; mientras se aprecia una disminución en 30 asesinatos y en 31 asaltos.

Fuentes de información y propaganda del régimen cubano

El gobierno cubano no publica estadísticas integrales sobre la ocurrencia de hechos delictivos. La política de falta de transparencia de la criminalidad en Cuba obedece, en parte, al temor de que la exposición de cifras completas sobre la criminalidad erosione aún más la confianza en el gobierno y genere un mayor descontento social, además de afectar las visitas de turistas.

En un intento de recuperación de la confianza perdida el gobierno ha creado y fortalecido un grupo de perfiles en las redes sociales que reseñan el «buen» trabajo del MININT en la resolución de delitos. Aunque prefieren mantener en secreto los datos, la presión ejercida por medios independientes y organizaciones de la sociedad civil —como el propio Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana y el Observatorio de Género Alas Tensas— los han obligado a abrir esta ventana que permite entrever una parcela de la realidad distorsionada, en tanto solo reportan delitos supuestamente resueltos, pero aun así posibilita valorar las tendencias del fenómeno siempre y cuando sea posible comprobar por otras fuentes que los actos delictivos realmente ocurrieron y fueron de algún modo «resueltos».

Conclusión

Mientras el gobierno intenta minimizar la importancia de su cuantía, el hecho es que los actos delictivos continúan en aumento. Tanto es así que algunos países emisores masivos de turistas hacia la isla, como Canadá, han advertido a los potenciales viajeros de este peligro antes casi inexistente.

Algunas tipologías —como el secuestro de menores con la finalidad de ejercer extorsiones financieras sobre padres que reciben remesas o tienen negocios—, han hecho sorprendente aparición en una sociedad ajena hasta ahora a esas tragedias, según lo ha reportado recientemente el Observatorio Cubano de Conflictos. Esa institución también ha informado que las protestas causadas por el ascenso de la inseguridad pública ocuparon a fines de 2024 el cuarto lugar, después de la conectadas a la represión política, falta de alimentos y crisis de los servicios públicos (electricidad, salud, transporte y otros).

Los datos analizados evidencian una realidad innegable: la criminalidad en Cuba continúa en ascenso, mientras que la respuesta del gobierno se basa en la opacidad y la manipulación informativa. Lejos de abordar las causas estructurales que generan el incremento de los delitos, las autoridades han optado por minimizar el problema y proyectar una falsa imagen de control que contrasta con la experiencia cotidiana de los ciudadanos y visitantes extranjeros.

Ante este panorama, la labor de observatorios independientes y organizaciones de la sociedad civil resulta imprescindible para documentar y visibilizar la crisis de seguridad pública que enfrenta el país. Sin información confiable y sin un reconocimiento honesto de la magnitud del problema, cualquier intento de política pública en esta materia será insuficiente.

La seguridad ciudadana reclama ser una prioridad política que exige transparencia, acción efectiva y el respeto a los derechos fundamentales de la población cubana. No obstante, la solución del problema radica en liquidar la causa raigal del fenómeno: la violencia estructural generada por un régimen totalitario, hegemonizado por los oligarcas de GAESA, organización que representa el nivel superior de crimen organizado en la isla. Es un imperativo remplazarlo por un sistema de gobernanza democrático y un Estado de Derecho.