Un “cambio fraude” en una sociedad no democrática es una estrategia diseñada para dar la apariencia de reforma sin ceder el control del poder. Para una verdadera democratización, se necesitan reformas profundas y genuinas que incluyan la independencia de las instituciones, la libertad de prensa, la participación ciudadana real, y un compromiso auténtico con los derechos humanos y la justicia.